Este es Olaf, un muñequito de nieve que, aunque ahora no lo parezca, es blanquito. ¿Por qué tiene esas pintacas? Pues porque la vida aún no le ha sonreído...

No sabemos mucho de su corto pasado; apareció en un taller de coches y se negaba a salir de allí. Pobrecito, pensaría que había encontrado un lugar donde refugiarse, pero lo cierto es que allí no podía quedarse, así que tuvimos que ir a por él.

Está muertito de miedo, pero es super bueno. Ni un bufido, ni un atisbo de sacar las uñas, nada! Se deja hacer sin rechistar.

Tras pasar por el veterinario, donde lo han desparasitado por dentro y por fuera y le han puesto tratamiento para los ácaros de los oídos que le han visto, hoy se ha ido a su casa de acogida, donde permanecerá en cuarentena una temporadita.

Estamos seguras de que, en cuanto se dé cuenta de que está en buenas manos, será un saquito de mimos.

Olaf se merece un hogar de verdad, quieres adoptarlo?

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